Recordando todas esas películas ‘brillantes’ de mi juventud
Ya sabe de lo que estoy hablando. Esas películas que cuando era niño, adolescente o veinteañero le parecieron absolutamente brillantes, ¡incluso geniales! Sólo para darte cuenta, años después, de que en realidad eran una mierda.
Mal guión, malos chistes, mala interpretación… ¡lo que se le ocurra! No puede evitar retorcerse en su asiento mientras su película antaño querida avanza y avanza hasta su cansino y predecible final.
Talladega Nights: La balada de Ricky Bobby (2006)
En 2006, esto me pareció fabuloso.
‘Clásico de Ferrell’, le dije a mi mujer cuando nos sentamos a ver esta alocada cabriola que es ‘mejor que Anchorman’.
No lo fue. Parecía un surtido de sketches de Saturday Night Live. Los chistes no tenían ni pies ni cabeza, y algunas escenas eran tan desgarradoramente malas que me daban ganas de saltar a la escena para darle un poco de caña.
Me encanta Will Ferrell. Creo que es el actor que yo habría sido si fuera actor. Un poco bobalicón, pero sensible y cariñoso al mismo tiempo. La clase de tipo que puede disfrutar de una cerveza, pero también de un Martini. Eso es raro.
Lo que es más raro, sin embargo, seré yo mirando Talladega Nights otra vez. ¡Lo siento, Will!
El resplandor (1980)
Si algunos de mis amigos leen esto, me acusarán de herejía. Pero al volver a ver El resplandor, la semana pasada, me sentí decepcionado.
Sí, como película independiente, está bien. Pero el bombo que la ha rodeado durante más de cuarenta años es injustificado.
Cuando era estudiante en los años 90, todo el mundo tenía el póster de “¡Aquí está Johnny!” en la pared. Con el casete VHS de lujo en su estantería.
‘¿Quieres ver El resplandor, Phil?’
‘Eh, sí, vale – por quincuagésima vez.’
‘¡Pero es un clásico!’
Sin duda tiene sus momentos. La sangre en el ascensor es visualmente impresionante, las chicas son espeluznantes y Nicholson interpreta el papel tan bien como nadie podría hacerlo.
Pero también es un poco cansina. Como la escena del bar con Lloyd, que nunca me ha gustado. También son treinta minutos demasiado…
